Nota del editor: Lo siguiente es un artículo de nuestra pasante de marketing y comunicaciones, Marcela Quintanilla-Dieck, MS. Marcela se graduó recientemente de la Universidad de Boston con una Maestría en Ciencias en Relaciones Públicas.

Marcela Quintanilla-Dieck, MS
Marcela Quintanilla-Dieck, MS

Mientras me preparaba para empezar mi típico día de reuniones consecutivas por Zoom, miré mi reflejo en la computadora y pensé: "¿Me estoy viendo demasiado a mí misma?"

Antes de que empezara la pandemia, me veía dos, quizá tres, veces al día. La rutina de la mañana, la rutina de la noche y quizás una mirada ocasional en el espejo.

Sin embargo, el uso de Zoom de forma regular me ha hecho darme cuenta de que no estoy acostumbrada a esta cantidad de autointeracción.

Al principio parecía inofensivo, pero a medida que la pandemia continúa, no puedo evitar darme cuenta de cómo las llamadas de Zoom podrían estar desencadenando nuevas inseguridades. ¿Siempre hemos tenido este aspecto? ¿Estamos utilizando filtros para mejorar nuestra apariencia?

El dermatólogo de Massachusetts General Hospital Shadi Kourosh, MD, MPH, la estudiante de posgrado Shauna M. Rice, y Emmy M. Graber, MD, MBA, fundadora y presidenta del Instituto de Dermatología de Boston, han escrito recientemente un artículo en la revista Facial Plastic Surgery and Aesthetic Medicine titulado "Una Pandemia de Dismorfia: la influencia de las llamadas por Zoom en la percepción de nuestra apariencia."

En el artículo, los autores explican que han observado un aumento de pacientes que citan su aspecto en Zoom y otras plataformas de reuniones a distancia como motivo para buscar atención médica, con una preocupación especial por el acné y las arrugas.

Los investigadores sugieren que este aumento puede deberse al hecho de que muchas personas se ven la cara con más frecuencia durante las videollamadas, lo que quizá les hace estar hiperconscientes de sus imperfecciones.

"A diferencia de las selfies inmóviles y con filtros de las redes sociales, Zoom muestra una versión no editada de uno mismo en movimiento, un autorretrato que muy pocas personas están acostumbradas a ver a diario," escriben los autores. "Esto podría tener efectos drásticos en la insatisfacción corporal y el deseo de buscar procedimientos cosméticos."

¿Qué es la Dismorfia de Zoom?

La dismorfia de Zoom se refiere a la percepción de varios defectos después de mirar nuestra imagen durante cierto tiempo. A lo largo de la pandemia, los usuarios han buscado más soluciones para mejorar su aspecto mientras están en Zoom.

Las mejoras pueden ir desde un simple tratamiento facial comprado en Target hasta considerar la cirugía plástica. ¿Es este fenómeno producto estrictamente de la pandemia, o ha llegado para quedarse?

La Dra. Rice y el Dr. Kourosh recurrieron a la hipótesis de la retroalimentación facial, una teoría que afirma que nuestras expresiones faciales pueden afectar a nuestras emociones y comportamientos, para profundizar en el fenómeno de la dismorfia de Zoom.

En su revisión, los investigadores afirman que, según la hipótesis de la retroalimentación facial, "el tratamiento de las arrugas de apariencia triste puede reducir la depresión al hacer que el paciente parezca menos triste ante los demás, lo que, a su vez, le hace sentirse mejor consigo mismo."

Luego, explican que, en el caso de las experiencias de videollamadas por Zoom en las que el paciente es también el espectador "pueden percibirse a sí mismos como tristes a causa de las arrugas que ven, lo que afecta sus emociones negativamente aún más , y conduce a un peligroso ciclo de autodesprecio," escriben los investigadores.

Una vida desproporcionada en Zoom puede desencadenar una respuesta comparativa autocrítica que lleve a las personas a acudir rápidamente a sus médicos para recibir tratamientos que quizá no hayan considerado antes de pasar meses enfrentándose a una pantalla de vídeo, un nuevo fenómeno de ‘Dismorfia de Zoom.’

El papel que puede desempeñar la Dismorfia de Zoom en nuestra vida cotidiana

Quería saber más sobre las experiencias de los demás con  Zoom, así que me puse en contacto con algunos amigos para que me dieran su opinión. Para mi sorpresa, todos parecían mostrar signos de dismorfia de Zoom.

Un aro de luz
Un aro de luz

Una de mis amigas empezó la conversación hablando de su nuevo artefacto, un aro de luz que produce una luz suave y directa para reducir las sombras y mejorar la apariencia.

Para ella, el uso de un aro de luz no sólo consistía en obtener la mejor iluminación, sino también en conseguir el mejor ángulo.

Otro amigo mencionó que pone libros debajo de su computadora para asegurarse de que el espectador tiene un ángulo de visión normal para evitar una papada o un punto de vista poco favorecedor.

También mencionó que se había comprado ropa nueva y cómoda que favorecen su aspecto.

"Mi nueva cámara hace que la imagen se vea mejor y más profesional," dijo otro amigo. Su intención al comprar la cámara fue puramente mejorar la calidad de la imagen que tenía durante las reuniones.

Otro dice que apaga su cámara durante las sesiones de Zoom. Cree que no verse a sí mismo le permite tener más confianza al hablar e interactuar virtualmente. "No me siento cómodo viendo mi cara todo el tiempo, me cohíbe."

Todos mis amigos expresaron opiniones diferentes sobre su aspecto durante las sesiones de Zoom, pero me sorprendió saber que todos ellos encontraron una forma de mejorar sus rasgos físicos o evitaron mirarse por completo.

Mi rutina de Zoom

Me propuse registrar todo lo que hacía para una videollamada por Zoom y lo escribí. A veces hacemos las cosas de forma automática, así que quería documentar todos esos pequeños ajustes que hacía antes de cada videollamada por Zoom. Lo hice un martes, que es un día que sé que tengo más de una llamada de Zoom.

8:00 am

Sonó la alarma. Me levanté y me preparé un desayuno mientras todavía estaba en pijamas.

8:15 am

Me duché, me lavé los dientes y me puse "ropa adecuada." * Me di cuenta de que me tomó un tiempo inusualmente largo elegir la ropa que usaría.

8:40 am

Coloqué algunos libros debajo de mi computadora portátil para crear un mejor ángulo.

9:00 am

Tuve mi primera reunión de Zoom y no pude evitar mirar mi foto y darme cuenta de lo errado que estaba el ángulo. Los libros se encontraban colocados en una posición muy incorrecta. También me di cuenta de que el sweater que estaba usando hacía que mis brazos parecieran el doble de su tamaño.

10:00 am

Me quité el suéter y me puse una blusa. Abrí mis cortinas y esperaba que la iluminación ayudara. Agregué un poco de lápiz labial.

12:00 pm

Llegó mi segunda reunión del día, y aunque el ángulo de visión y la iluminación estaban bien, mi cabello parecía desorganizado. Podía ver los pequeños pelos que salían de mi cola de caballo, y cuanto más veía mi foto, más aparecían.

12:30 pm

¡Almorcé lejos de la computadora!

3:00 pm

Mi tercer encuentro del día. En esta reunión, me di cuenta de que mis ojos parecían cansados. Pude notar la zona debajo de mis ojos un poco más oscura. La iluminación ya no me favorecía.

Cuando terminó mi reunión de las 3:00 pm, terminé con la interacción virtual (¡por suerte!). Documenté todos los pequeños retoques que hice para tener un mejor aspecto, pero me di cuenta de que hacer esto me hacía sentir peor sobre mi apariencia.

¿Las personas de mis sesiones de Zoom notaron las cosas que yo noté (mis grandes brazos, el pelo, los ojos hinchados)? Probablemente no. Después de todo, solemos ser nuestros peores enemigos.

Acerca de Mass General Research Institute

Massachusetts General Hospital tiene el mayor programa de investigación hospitalaria de los Estados Unidos. Nuestros investigadores trabajan codo a codo con los médicos para desarrollar nuevas formas innovadoras de diagnosticar, tratar y prevenir enfermedades.


Translation of "Zoom Dysmorphia: How Frequent Zoom Calls May Be Changing the Way We See Ourselves," written by Marcela Quintanilla-Dieck and published in Bench Press, the Mass General Research Institute's blog, on January 22, 2021.