Como madre soltera latina que tuvo que hacerse cargo de su hijo a los 16 años, Darleny Mejía conoce los desafíos a los que se enfrentan los padres que lidian con la falta de vivienda, el trauma y las barreras lingüísticas; ahora, aún más difíciles por la creciente crisis de la vivienda en Boston.

Por eso, a Mejía le apasiona su trabajo como colaboradora familiar del programa Front Porch en Children’s Services of Roxbury (CSR) donde ayuda a otros padres en su transición de los refugios a la vivienda permanente.

Uno de esos padres es Alejandro, un padre que vivió en un refugio durante más de dos años con sus hijos. Uno de sus hijos tiene autismo y había tenido problemas en el refugio, pero todo cambió cuando la familia recibió el apoyo de Mejía.

“Como hablo español, no había barreras lingüísticas”, comenta Mejía. “Trabajé directamente con Alejandro para prepararlo para las reuniones municipales y lo ayudé a encontrar recursos comunitarios que apoyaran las necesidades específicas de sus hijos”. Como resultado, Alejandro recibió un bono para vivienda, y ahora él y su familia tienen un lugar estable para vivir.

Los trabajadores comunitarios de la salud, o colaboradores familiares, como los llama CSR, son miembros confiables de la comunidad que han tenido vivencias similares y han recibido una extensa capacitación en salud conductual. Ellos sirven de puente entre las personas y los servicios y recursos que les son tan necesarios.

En 2019, Mass General Hospital financió el programa Front Porch de CSR, una iniciativa para reclutar, capacitar y entrenar a un equipo de trabajadores comunitarios de la salud multilingües y multiculturales con habilidades especializadas para abordar la salud mental y el trauma complejo que sufren los padres de color por falta de vivienda o por estar en riesgo de perderla.

Desde su lanzamiento hace tres años, el programa Front Porch ha brindado acceso a recursos como salud conductual, planificación del cuidado personal, y apoyo en la crianza de sus hijos a 300 padres en refugios. Además, el programa ha ayudado a 100 padres a conseguir una vivienda estable y asequible.

Como madre haitiana de un niño con necesidades médicas especiales, Kentura Cordon aporta su experiencia vivida y su lengua materna a su trabajo como colaboradora familiar.

Trabajo con muchas familias inmigrantes que necesitan vivienda y estabilidad económica, así como apoyo en salud mental y conductua. Les resulta difícil encontrar su camino, así que los ayudamos a adquirir las habilidades necesarias para tener una vida estable

- Kentura Cordon

El trabajo de Cordon incluye llenar solicitudes para encontrar vivienda, encontrar programas de asistencia financiera y acceder a apoyos de salud mental. Hace poco ayudó a una madre a matricularse en una escuela vocacional, un paso importante hacia un futuro económico más seguro para ella y sus hijos.

Con la renovación de su sede en Roxbury, CSR planea construir un espacio físico para Front Porch que ampliará la capacidad del programa, lo que permitirá que más familias de Boston en crisis accedan a apoyos importantes, ya que la necesidad de servicios de salud mental y vivienda en la ciudad han crecido exponencialmente desde el inicio de la pandemia.

“Hay muchas personas que han vivido en Boston durante generaciones y que ahora simplemente no pueden hacer frente al aumento del costo del alquiler”, afirma Cordon. “Cuando las familias están haciendo esfuerzos por recuperarse, luchando contra la violencia doméstica, y además con bajos ingresos, les resulta todo mucho más difícil”.

Nota: el nombre de la persona que vivía en un refugio se cambió para proteger su privacidad.